La pancreatitis aguda (PA) moderadamente severa o severa se presenta en aproximadamente el 35% de los pacientes, esto se asocia a peores desenlaces (1). En modelos animales la hipoperfusión del páncreas se correlaciona con necrosis de este y puede corregirse mediante reanimación con líquidos (2-5). El tratamiento usual se centra en la reanimación con líquidos, el manejo del dolor y la causa subyacente. Hay publicaciones que muestran que una administración mayor de líquidos durante las primeras 24 horas podría no mejorar los desenlaces (6,7).
Los ensayos clínicos aleatorizados (ECA) publicados hasta al momento donde han comparado diferentes volúmenes de líquidos endovenosos han tenido resultados contradictorios, esto debido a una muestra muy pequeña y a criterios de inclusión muy específicos (8). La evidencia reciente desafía el uso rutinario de reanimación agresiva con líquidos y lo cataloga como innecesario. Dos ECA en los cuales se incluyeron pacientes con pancreatitis severa evidenciaron que la expansión rápida de volumen estaba asociada con menor supervivencia (9, 10). Sin embargo, un ECA donde se incluyeron pacientes sin síndrome respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) (11), con un riesgo bajo de enfermedad moderada a severa, evidenció una mejoría clínica más rápida con la reanimación agresiva que con la moderada. Finalmente, una revisión sistemática (limitada por la heterogeneidad y la calidad de los estudios incluidos) mostró una menor incidencia desenlaces adversos y menor mortalidad con la reanimación moderada que con la agresiva (12).
Hay evidencia de sobra que la reanimación con grandes volúmenes de líquidos, dentro de estos de la pancreatitis, tiene peores desenlaces. Aun sabiendo esto llama la atención que la recomendación para el manejo de la pancreatitis aguda sea con altos volúmenes de líquidos.